lunes, julio 21, 2008

Amaranto

Hace un par de años, poco más, "amaranto" era mi contraseña. Porque el amaranto es bueno para la memoria, decía mi amor de aquel entonces, y yo quería recordarlo todo. Quería que todos los tiempos se empalmaran en el presente, que todas mis historias pasadas se estuvieran revivificando a cada paso, quizás llevada por aquel imperativo nietzscheano que dice, parafraseo sin elegancia: "vive cada instante de forma tal que sea digno de repetirse eternamente." Y yo repetía toda mi historia eternamente, una y otra vez, esperanzada con que llegara el momento en que pudiera absorberlo todo, todo lo que en la inmediatez se me escapaba. Pero eso de vivir recordando es una trampa de la que luego es difícil salir, porque quizás (sólo quizás) lo exquisito del presente es precisamente lo contrario: elegir sola una opción, jugar a que vives sólo una vida, gozarte en acto y no en potencia. Pero yo me volví una chica de potencialidades solamente, y aun ahora, años después, no termino de curarme y no soy ni capaz de contar mi día porque eso es acto y eso para mí no tiene sentido alguno. Me es muy difícil aterrizar, me es muy difícil ser y no estar siendo, es decir, definirme, ser una sola y tener una sola vida, decir esto basta, esto está bien por ahora, ser tú como eres está bien por el momento, querida, no pasa nada.

No hay comentarios.: