Se rompe la piel y de ella brota una negra palomilla que revolotea esparciendo una brisa de carbón. Oscura y pecadora va bailando hacia los cielos, libre por fin de perderse en su propia oscuridad.
Y en un descuido se asoma tímido y trémulo el reflejo de mi alma en este mar de letras. Cuna de mi descanso y mi tortura: literatura.
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