domingo, mayo 27, 2007

Principio final (ambivalencia)

De regreso al principio de los tiempos, al edén promesa, al edén aroma y viento. Tomar helado de tu boca. ¡Insolente, rapaz, cómo osas…! Sudores nocturnos, pensamientos recurrentes: préstame tu mano que no quiero que sea mía ésta que me toca, inúndame de leche, penétrame. ¡Infiel, traidor, no estás, nunca estarás, te irás cuando vengas, cuando te vengas, no! Acaríciame, bésame, déjame saciarte, muerde mis pezones rosados, erectos, erotiza mi vulva, empápate de mí. Déjame deleitarte, déjame disfrutarte, déjame, déjame en paz, no vengas, vente, ven, hazme el amor o muere, no digas que no, déjame decírtelo yo: ¡no! ¡Vano, arrogante, falso! No vales nada, no importas, sólo eres sueño, ilusión. ¡Maldito! Maldito espejismo, maldito desierto, maldita trampa, maldita yo. Todo acaba mientras empieza, todo empieza en su final. Nada distinto al principio, llanto de cuna y llanto fúnebre, todo igual: fantasía pretexto, vacuidad banal.

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