sábado, mayo 26, 2007

Encuentro

A quién engaño: es posible que exista una esperanza. El temblor de las piernas no puede ser más que una señal. Respira profundo, querida, respira profundo. Finge cierto interés en aquello, o en aquello otro. Guarda la compostura. Ayer soñé con sus labios, con su piel bronceada, con la luz encendida de un rincón más bien oscuro, con la materialización del sueño. Pero hoy es el día. Hoy y no ayer mientras soñaba. Hoy, en el temblor de mis piernas, tiembla también el porvenir. Yo sé que es así, así lo siento. ¡Dios! ¿Qué pensará? ¿Cómo será su mirada? ¿Cómo seré yo frente a él, en él, para él? Tantas dudas, tanto en juego, tanta irresolución. Mañana fue igual que ayer. Fue y no será. De ahí que sean equivalentes. Pero en cambio hoy es diferente. Hoy se marca el rumbo mismo del tiempo, porque hoy hay vida, porque hoy hay camino y final. A estas alturas mi pelo ya ha de estar revoltoso con este aire. ¡Qué horror! ¿Qué hora será? Igual y ya me está viendo a distancia. ¿Pero quién es él, al final? Podría ser cualquiera. Un pretexto nada más. Un pretexto con lindos pectorales. Ya, que venga, que interrumpa este pensamiento circular, que me ultraje, que me violente, que me concluya. Eso, que me concluya. Que me cierre como a un libro y me deje abandonada por ahí, libre entre mis páginas mohosas. ¡Qué estoy diciendo! Debo de dejarme de tonterías, tan fantasioso es el rechazo como la aceptación, no hay nada, nada. Pero ¡ah, cómo quisiera que se enamorara de mí! Cómo quisiera que entendiera su importancia. Aunque, ¿qué es el amor sino una ilusión, una apariencia? Absurdas pretensiones. No debiera importar. Debo hacer que no me importe. Pero que le importe a él. Que lo recuerde para siempre. Creo que ahí viene. ¿Es él? ¡Mierda! sí es él. Ya es demasiado tarde para huir. Demasiado tarde para salir victoriosa. Ojalá y cuando menos me robe un beso. Ojalá.

Hoy dijo que vendría y yo no pude decir que no; quizás, porque en el fondo no quería. Una mujer es siempre una mujer. ¿Cómo decirle que no a unos bellos ojos como los suyos, a unas largas y lisas piernas? Ya ni modo, a ver qué pasa. Igual y hasta pueda llevarla a mi departamento y hacerle el amor toda la noche hasta la madrugada. Fumar mota, relajarnos. Yo recuerdo que era buena en la cama. Pero las complicaciones ordinarias de la vida echan a perder siempre todo. Todo debiera ser más simple. Siempre. Me cansa pensar. En eso. En todo. En ella. Sobretodo en ella. Me desgasta. Es sólo que no quisiera dañarla. No quisiera que se ilusionara, que se obsesionara. Todo lo sólido se desvanece en el aire. ¿Dónde está el pecado en ello? El amor está sobrevaluado. Quién querría semejante potestad condenada a la injusticia. Pero nunca hay que subestimar unas piernas así, armas letales, redes que te apresan, que te poseen para desposeerte después. Tengo que tener cuidado. Sólo quiero que fluya, eso es todo, que no me pida nada, que no se atormente, que no me atormente. Es inútil. Al final nada cambiará verla. Hoy es un día como cualquier otro, como ayer, como mañana. No cambiará nada sólo por jugar a reencontrarnos. Si acaso sólo cambie la imagen que me haga sudar hoy en la noche con la mano en mi pene palpitante. Y puedo vivir con ello. ¿Seguirá siendo igual de hermosa? ¿Igual de poderosa? ¡Mierda, se acerca la hora! Detesto reconocerme nervioso, qué patético, ¿qué tan despreocupado puedo decir estar si esa mujer me intimida, si soy nada, si temo no gustarle? Pero no es tan grave, no debe ser tan grave. Creo que puedo soportar un golpe al ego. Quizás hasta resulte mejor, que me rechace. Sería, cuando menos, más fácil todo. Ahí está. ¡Demonios, sí que es bella! Afortunadamente sólo será una hora y después de eso todo será olvidado.

*La idea es que estuvieran alineados, pero ya saben, limitaciones tecnológicas.

1 comentario:

Deidre dijo...

Me encantó el 'desalineamiento'. Justo iba a preguntarte cómo lo habías logrado. Pero ya sé, limitaciones tecnológicas...