Frente a ti fui un Ángel Risueño, bajo el nombre de Pequeña Soñadora te acompañé algunas noches, te olvidé otras tantas. A veces lejos, a veces cerca; letras lejanas que nunca tomaron cuerpo. Trova al viento; creyendo, huyendo.
Ahora sólo me queda tu muerte, el olvido imprudente y gradual se hace presente; no estuve para verte sonreír, no estuve para merecer la desolación de esta fría noche. Muero en tu mente, te inmortalizas en la mía. Muere esta Pequeña Soñadora, pues nunca más será pronunciada por áquel amigo que creyó en ella.
Descansa en paz mi queridísimo Luis Javier, tu deseo se hizo realidad. Cuídalo Natalia.
Ahora sólo me queda tu muerte, el olvido imprudente y gradual se hace presente; no estuve para verte sonreír, no estuve para merecer la desolación de esta fría noche. Muero en tu mente, te inmortalizas en la mía. Muere esta Pequeña Soñadora, pues nunca más será pronunciada por áquel amigo que creyó en ella.
Descansa en paz mi queridísimo Luis Javier, tu deseo se hizo realidad. Cuídalo Natalia.
1 comentario:
Mariana, no he leido todos tus escritos, sin embargo, este me gusto mucho y yo se que al peligroso enmascarado tambien le gusto, sigue escribiendo para conocerte mas de lo que ya te conosco.
tqm
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