Y el amor regresó como un recuerdo, como una sombra oscura y fría, y volvió ser lo que ha sido siempre, sólo un sueño. Absurdo y lejano me acarició la conciencia, se acercó, y me susurró con inocencia: “fantasmas...”, y yo no sentí nada…
Y en un descuido se asoma tímido y trémulo el reflejo de mi alma en este mar de letras. Cuna de mi descanso y mi tortura: literatura.
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