miércoles, agosto 25, 2004

Ciclos de muerte

Las voces que me aturdían se alejan, poco a poco, hasta que su total ausencia me deja sorda. Y abro la boca y me voy vaciando. Escurre el néctar, coagula la sangre y se me seca el epitelio del alma. Muerte efímera que dura apenas un respiro, un respiro con olor a podrido que me besa las entrañas, que me arranca pedazos de ilusión y se los da de comer a los cuervos. Y cuando estoy a punto de descansar, me concibo viva, otra vez. Viva, sola y agotada. Los murmullos regresan y se rien de mi ingenuidad de seguir aquí. Y descubro que el ruido también ensordece. Y descubro que quiero morir otra vez.

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