Un hombre decentrado, un niño en posición fetal encerrado en su cuarto mientras en el piso de abajo hay una gran fiesta para él organizada por sus padres. El tiempo es suspendido por una conciencia poco indulgente con la explosión de colores y de sabores. El niño está esperando. Espera a que la realidad lo alcance, a que su mundo se articule, a que el vino le sepa a vino y la quimera sea también merecedora de fiestas.
II.
Una pareja reposa en su cama, desnuda, después de haber hecho el amor. Él la abraza con cuidado, casi con cariño, ella se acomoda en él recostándose en su pecho. Mientras siente su calor, ella recuerda cuánto lo ama. Se mueve para poder mirarlo a los ojos, lo mira y siente ganas de llorar. Es la certeza que tiembla, es la nostalgia del presente. Y sin embargo ella sabe que él se irá. Mas su partida no es suficiente para cambiar la historia, porque ella lo ama y en sus brazos, bien o mal, se ha desvanecido el mundo.
III.
Un hombre está en un balcón fumando un cigarro. Una chica que trae puesta sólo una camisa de él sale de la casa al balcón y lo abraza por detrás. Él le hace un cariño como concediendo, sin dejar de ver ni un instante el infinito. Tras un breve intercambio de palabras, ella se mete a la casa y él se queda, fumando su cigarro. Él sabe que ella no es el amor de su vida, pero el amor de nuestra vida no existe, piensa él. Lo que existe es la vida y la vida es esto, tiempo, casas, lazos e insignificancia.
IV.
Una joven llora en su cama. Le pesa como le pesa siempre, periódicamente, su secreto. Como una herida que nunca cierra, como un video que no puede sino repetirse una y otra vez en su cabeza, le obsesiona como le obsesionan pocas y llora. Quiere contar su secreto, quiere gritarlo y conquistar así por lo menos el derecho de sufrirlo. No obstante, después de llorar se seca los ojos en un ritual ya muy calculado, se mira al espejo, y al mirarse no puede evitar sentir un cosquilleo de privilegio en el pecho. Al final, son esas cosas las que nos hacen nosotros, piensa.
V.
Los te amos empezaron por la mañana en un post it a lado de la almohada. Acompañados de sonrisas, besos y flores empezaron su conquista. Después, por la noche antes de acostarse, tomaron su lugar en un sincero intercambio de miradas. Más tarde, en la comida y entre pláticas se infiltraron hasta que paulatinamente comenzaron a sustituir otras palabras por lo demás inútiles, tales como 'gracias', 'pásame la sal' o 'hasta mañana'. Los post its poco a poco se fueron multiplicando, y cuando menos vieron ya ocupaban todas las paredes, los pisos y los techos de la casa. Como un ladrido o un barrunto, se empezó a convertir en el idioma universal de la casa y el sentido de la breve oración ya sólo era perceptible mediante la entonación con que se enunciara. No siempre la pasaban bien, es cierto. Pero al menos podían irse a dormir seguros y tranquilos entre esos tapices de promesas y falsa felicidad.
VI.
Bon Jovi me lo ganó:
Jimmy shoes busted both his legs, trying to learn to fly
from a second story window, he just jumped and closed his eyes
his momma said he was crazy - he said "Momma, I've gotta try"
Don't you know that all my heroes died
and I guess I rather die than fade away.
VII.
Un escritor quería escribir una novela que fuera simplemente perfecta. Se sentó y en un delirio de inspiración acompañado de desvelos, de dolores de cabeza y de mala alimentación, después de 6 meses tenía una novela de cuatroscientas hojas. Ya sólo falta corregirla, pensó. Y al corregirla fue extrayéndole los fragmentos que no le gustaban o que consideraba malos o trillados o demasiado explícitos o gastados o inútiles. Fue así, desprendiéndose de gran parte del texto. Pero seguí insatisfecho, recortando, recortando. Al final le quedaron aproximadamente diez palabras, luego cinco, luego tres. Las repetía una y otra vez para ver como sonaban, para ver si, como era su intención, su eco le dolía. Borró una más. Luego otra. Se quedo así solo una palabra, arrancó el pedazo de papel que la contenía y se lo tragó. Era demasiado perfecta.
II.
Una pareja reposa en su cama, desnuda, después de haber hecho el amor. Él la abraza con cuidado, casi con cariño, ella se acomoda en él recostándose en su pecho. Mientras siente su calor, ella recuerda cuánto lo ama. Se mueve para poder mirarlo a los ojos, lo mira y siente ganas de llorar. Es la certeza que tiembla, es la nostalgia del presente. Y sin embargo ella sabe que él se irá. Mas su partida no es suficiente para cambiar la historia, porque ella lo ama y en sus brazos, bien o mal, se ha desvanecido el mundo.
III.
Un hombre está en un balcón fumando un cigarro. Una chica que trae puesta sólo una camisa de él sale de la casa al balcón y lo abraza por detrás. Él le hace un cariño como concediendo, sin dejar de ver ni un instante el infinito. Tras un breve intercambio de palabras, ella se mete a la casa y él se queda, fumando su cigarro. Él sabe que ella no es el amor de su vida, pero el amor de nuestra vida no existe, piensa él. Lo que existe es la vida y la vida es esto, tiempo, casas, lazos e insignificancia.
IV.
Una joven llora en su cama. Le pesa como le pesa siempre, periódicamente, su secreto. Como una herida que nunca cierra, como un video que no puede sino repetirse una y otra vez en su cabeza, le obsesiona como le obsesionan pocas y llora. Quiere contar su secreto, quiere gritarlo y conquistar así por lo menos el derecho de sufrirlo. No obstante, después de llorar se seca los ojos en un ritual ya muy calculado, se mira al espejo, y al mirarse no puede evitar sentir un cosquilleo de privilegio en el pecho. Al final, son esas cosas las que nos hacen nosotros, piensa.
V.
Los te amos empezaron por la mañana en un post it a lado de la almohada. Acompañados de sonrisas, besos y flores empezaron su conquista. Después, por la noche antes de acostarse, tomaron su lugar en un sincero intercambio de miradas. Más tarde, en la comida y entre pláticas se infiltraron hasta que paulatinamente comenzaron a sustituir otras palabras por lo demás inútiles, tales como 'gracias', 'pásame la sal' o 'hasta mañana'. Los post its poco a poco se fueron multiplicando, y cuando menos vieron ya ocupaban todas las paredes, los pisos y los techos de la casa. Como un ladrido o un barrunto, se empezó a convertir en el idioma universal de la casa y el sentido de la breve oración ya sólo era perceptible mediante la entonación con que se enunciara. No siempre la pasaban bien, es cierto. Pero al menos podían irse a dormir seguros y tranquilos entre esos tapices de promesas y falsa felicidad.
VI.
Bon Jovi me lo ganó:
Jimmy shoes busted both his legs, trying to learn to fly
from a second story window, he just jumped and closed his eyes
his momma said he was crazy - he said "Momma, I've gotta try"
Don't you know that all my heroes died
and I guess I rather die than fade away.
VII.
Un escritor quería escribir una novela que fuera simplemente perfecta. Se sentó y en un delirio de inspiración acompañado de desvelos, de dolores de cabeza y de mala alimentación, después de 6 meses tenía una novela de cuatroscientas hojas. Ya sólo falta corregirla, pensó. Y al corregirla fue extrayéndole los fragmentos que no le gustaban o que consideraba malos o trillados o demasiado explícitos o gastados o inútiles. Fue así, desprendiéndose de gran parte del texto. Pero seguí insatisfecho, recortando, recortando. Al final le quedaron aproximadamente diez palabras, luego cinco, luego tres. Las repetía una y otra vez para ver como sonaban, para ver si, como era su intención, su eco le dolía. Borró una más. Luego otra. Se quedo así solo una palabra, arrancó el pedazo de papel que la contenía y se lo tragó. Era demasiado perfecta.
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