Y siempre nos las ingeniamos para hablar de lo no-importante, para hacer de todo una blablación. Nos las ingeniamos para pertencer al mundo. Nos bañamos, nos peinamos, nos saludamos. Y siempre lo logramos y nos llamamos unos a otros hombres para alentarnos. Tomamos café, hacemos el amor y gemimos como hay que gemir cuando se hace el amor. Y nos sentimos acompañados, y nos sentimos parte del universo. Nos las ingeniamos para sentirnos así. Olor a rosas Herbal Essences, Frou Frou en el Ipod, buenas tardes, te amo, DF a las tres con tráfico. Al final todo es un puente o un lazo. Somos uno (queremos ser uno) y descansamos en la frágil apariencia de la no-soledad. Es eso, la apariencia, lo único verdaderamente necesario para sentirnos incorporados en el proyecto de la Humanidad. Y siempre nos las ingeniamos para participar de esa Gran Ficción. Y lo logramos. Y nos bañamos y nos peinamos y nos saludamos.
Y es entonces cuando deja de importar que al final del día y frente al espejo, en silencio, lloremos. O que dentro de las entrañas sintamos que un dolor agudo e inefable nos distingue del resto y nos separa abruptamente del mundo. O que finjamos orgasmos y no nos guste del todo el café. Todo se arregla con meterse uno a la cama en lo que recobra las fuerzas para al día siguiente bañarse, peinarse y saludarse.
Y es entonces cuando deja de importar que al final del día y frente al espejo, en silencio, lloremos. O que dentro de las entrañas sintamos que un dolor agudo e inefable nos distingue del resto y nos separa abruptamente del mundo. O que finjamos orgasmos y no nos guste del todo el café. Todo se arregla con meterse uno a la cama en lo que recobra las fuerzas para al día siguiente bañarse, peinarse y saludarse.
1 comentario:
Nuevamente exelente primis :P yo no me he bañado y no tengo el pelo suficiente largo para peinarme pero si tengo la inquietud de saludar a la gente :S
Besos
Ceci jajaja
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