Oí decir que hay
en el agua una piedra y un círculo
y sobre el agua una palabra
que tiende el círculo en torno a la piedra.
Vi que mi álamo bajaba el agua
vi cómo su brazo se aferrada a la profundidad,
vi sus raices contra el cielo suplicando noche.
No corrí tras él,
sólo recogí del suelo aquella migaja
que tiene la forma y la nobleza de tus ojos,
te quité del cuello la cadena de sentencias
y orlé con ella la mesa donde ahora está la migaja.
Y no volví a ver a mi álamo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario