viernes, julio 13, 2007

Estábamos tristes

Estábamos tristes, quizás desde siempre, pero estaba bien, estaba bien porque eso éramos nosotros y era en esa soledad oscura y más bien tibia donde terminábamos por reconocernos, en ese silencio amarillo y en los ojos llorosos y vacíos, ahí era en donde nos encontrábamos y nos volvíamos uno entre las pieles y qué sé yo idiosincrasia de la vida. Cómo nos amábamos esas noches, nos amábamos más por despecho que por amor pero cómo lo hacíamos, con qué sagacidad y de qué manera. Me gustaba al final del día desprenderme de la ropa mojada, de la suciedad de la calle y del zumbido fatídico de mis pensamientos, desprenderme de todo eso, quitarme los zapatos y meterme a su cama a mirarle, primero con los ojos, luego con la punta de los dedos y luego sin la punta y luego sin los dedos hasta volver todo en un desliz del tiempo hacia el calor profundo de su cuerpo. Yo sé que él me esperaba siempre, antes de mi llegada, me esperaba incluso cuando no llegaba y no importaba, no había reproches, no había esperanzas, si acaso ese día se dormía una hora antes o una hora después de la que la costumbre le dictaba y no pasaba nada, se cubría con su colcha para ofuscar el dolor de los huesos y ya abrigado me olvidaba. Pero apenas yo llegaba y la historia era otra, porque yo sabía de su dolor y gustaba de sus huesos, así que le besaba los pies fríos y le decía que le amaba (cómo gustábamos decirlo aun sabiéndolo mentira), se lo decía, y recorría con mi boca sus brazos y su espalda y su pecho y lo veía abrirse, poco a poco, y entregarse a mí con el abandono de un niño, y en un descuido él me daba la vuelta y me besaba y terminaba por dejarme sin nada y yo lo abrazaba hasta temblar, hasta perderme en un sinfín de caricias, de agudos quejidos, de húmedos y salados silencios que nos dejaban fuera de todo mundo posible. Estábamos tristes, es cierto, quizás desde siempre, pero estaba bien, estaba bien porque eso éramos nosotros y era en esa soledad cálida y más bien siniestra donde terminábamos por olvidarnos.

1 comentario:

Albacrepuscular dijo...

Me encanto...esa sensación de estar triste apesar de aparentemente tener todas las piezas que conducen al amor. La sensacion de vacio a pesar de que el vaso derrama y desborada sentimiento emoción y pasión...
Cuantas veces se ha de estar triste en compa;ia de la persona que se cree o es la ilsuion de un amor?