¿Por qué el temor? ¿Por qué el silencio? ¿Por qué enrollarse como feto en un rincón, por qué cerrar los ojos, por qué decir que no? Gran esfuerzo es el que hago al venir aquí, con los huesos pesados como lápidas de tumba, con la depresión entre las patas, venir aquí a decir, aun sabiendo que no soy yo la que dice, aun sabiendo que no digo nada en realidad. Mas venir, de todas formas, a construir de malagana el fuerte, una vez más, a proclamar una falsa resistencia a la muerte, que me de un poco más de tiempo, al menos, para recobrar. ¿Recobrar? ¿Recobrar qué? ¿Acaso la vida, el aliento, la fuerza, la inercia? ¿Acaso el valor o la voz? ¿La resignación? ¿Y para qué recobrarlo? ¿Por qué querer recobrarlo? El silencio siempre ha sido más sincero, la felicidad está sobreestimada. No quiero vida, no quiero compasión, no quiero letras ni inspiración, sólo quiero poder llorar enrollada como feto en un rincón, sólo quiero suspender el tiempo, descansar, y al final, ¿Por qué no?
Eros cabalga sobre el fragor de la muerte. Petrarca
Eros cabalga sobre el fragor de la muerte. Petrarca
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