jueves, marzo 29, 2007

Introducción Diablo Guardían

Ave María Purísima: me acuso de ser yo por todas partes. O sea de querer ser siempre otra. Y hasta peor: conseguirlo, ¿ajá? Me acuso de bitchear, witchear y rascuachear, de ser barata como vino en tetra-pak, y al mismo tiempo cara, como cualquier coatlicue traicionera. Me acuso de haber robado, no una ni dos veces sino a toda hora y en todo lugar, como chingado pac-man cocainómano. Me acuso de acusar al confesor de mis pecados, y de haberlo nombrado Demonio de mi Guarda sin siquiera explicarle la clase de alimaña que estaba contrayendo. Porque a mujeres como yo no las conoces; las contraes. Como los matrimonios y las enfermedades y las deudas. Ay, mi Diablo Guardían: Dios te lo pague.
Xavier Velasco

(Un día largo, la fiebre en aumento y la tinta seca, seca como un cuco; tras la falta de palabras propias decidí tomar prestadas las ajenas, al fin, de transcribir a escribir hay sólo un paso, de escribir a callar otro más breve.)

No hay comentarios.: