La larga, lenta lengua de la muerte
ha lamido la mano del que escribe,
lucidez o locura, nadie sabe:
sólo quedan palabras, palabras deshaciéndose.
Desapariciones y fracasos, 1978.
Y en un descuido se asoma tímido y trémulo el reflejo de mi alma en este mar de letras. Cuna de mi descanso y mi tortura: literatura.
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