No sé si me alivia o me acongoja el infortunio de saber, que nunca se fue. Estuvo siempre ahí, goteando en mis nervios trastocados, rítmico y perturbador.
El superviviente es el que sabe contar; y suma dos y suma cuatro y suma seis, sólo así no se vuelve loco, o se vuelve, tal vez, pero sabe contar y eso conmueve; conecta con un mundo comprensible, sintético a priori, y no está loco, no está loco, sabe contar y se conecta; la ficción de la cordura lo salva y el abismo se rompe.
Por fin entra, vibrante, la ira. Por los ojos que se rehusan a ver, por las convulsiones de mi cuerpo; las imágenes, la inconexión y los suspiros, la cafeína, y el beso de más y el beso de menos; la náusea, entra, y la ira, por no poder amarte más, por quebrarme así, por repudiarte tanto.
No sé si me aterra o me emociona saber, que siempre estuvo, y el temblor de mis manos era falta de pluma. Y tal vez, soy yo, la misma, diluida en una emoción absurda, infestada de mi; repugnante, enferma. No lo sé, quizás esto es, lo que dicen, estar fuera, de mi, de ti y del lenguaje. Tal vez es esto la posesión de los románticos, el demonio que no llena sino de aire, de ansiedad; y el deseo de sangre, de sexo y de odio.
Qué placentero es tu regreso. Te extrañé, amor mío, te necesitaba tanto; necesitaba escuchar el sonido del cristal contra el suelo, y en el estruendo perderte para siempre, y perderme. Saber que tú te vas y yo me quedo, sentir la memoria retorciéndose y gozar la imagen de la piel razgada y del grito sin sofocar; el dolor infinito y la incomprensión, la bendita incomprensión que conlleva no haber muerto jamás, no por ti, no por nadie.
El superviviente es el que sabe contar; y suma dos y suma cuatro y suma seis, sólo así no se vuelve loco, o se vuelve, tal vez, pero sabe contar y eso conmueve; conecta con un mundo comprensible, sintético a priori, y no está loco, no está loco, sabe contar y se conecta; la ficción de la cordura lo salva y el abismo se rompe.
Por fin entra, vibrante, la ira. Por los ojos que se rehusan a ver, por las convulsiones de mi cuerpo; las imágenes, la inconexión y los suspiros, la cafeína, y el beso de más y el beso de menos; la náusea, entra, y la ira, por no poder amarte más, por quebrarme así, por repudiarte tanto.
No sé si me aterra o me emociona saber, que siempre estuvo, y el temblor de mis manos era falta de pluma. Y tal vez, soy yo, la misma, diluida en una emoción absurda, infestada de mi; repugnante, enferma. No lo sé, quizás esto es, lo que dicen, estar fuera, de mi, de ti y del lenguaje. Tal vez es esto la posesión de los románticos, el demonio que no llena sino de aire, de ansiedad; y el deseo de sangre, de sexo y de odio.
Qué placentero es tu regreso. Te extrañé, amor mío, te necesitaba tanto; necesitaba escuchar el sonido del cristal contra el suelo, y en el estruendo perderte para siempre, y perderme. Saber que tú te vas y yo me quedo, sentir la memoria retorciéndose y gozar la imagen de la piel razgada y del grito sin sofocar; el dolor infinito y la incomprensión, la bendita incomprensión que conlleva no haber muerto jamás, no por ti, no por nadie.
5 comentarios:
Soñadora te deseo vida eterna para que sigas resucitando infinatmente. Quiero sueños que te injecten con morfina para que quedes elevada al cielo donde perteneces; y des nacimiento a letras con tu corazon lleno de amor y no de melancolia.
Tus letras son mi aguardiente. Keep it up!!!! :)
medio gore no?
Me encanta pasearme por aquí. Re leer una y otra vez tus letras. Ay Nerea, me provoca tantas sensaciones, tantas reflexiones. De vez en cuando siento un efecto espejo, me retrato en tus líneas y las siento demasiado mías...
Un fuerte abrazo;
No pares de escribir.
El sabor que queda despues de leerte es inconfundiblemente dulce....
Este escrito me pareció decadentemente intenso. La selección de las palabras fue perfecta para que llegara, incisivo, hasta las vísceras.
"No lo sé, quizás esto es, lo que dicen, estar fuera, de mi, de ti y del lenguaje."... Genial!
Cada vez que paso por aquí encuentro letras ominosas en las que me desencuentro de mí...
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