Rememorando

Este blog cumple hoy dos años. Pensar que cuando lo abrí fue por Aquél quien después encarnó como el diablo de mi vida, como la yaga por la espalda, dejándome sólo con este hijo bastardo al que amo con todas mis ganas. Pensar que estas letras son testigos silenciosos de un millón de secretos, dolores e insomnios. Tantas huellas marcadas, tantas historias, fragmentos, pasados.
Viajé hasta Argentina en mis delirios a visitar a un pibe y a cometer un estupro que no cometí; pasé horas en la habitual ansia nocturna esperando a un hombre que me dijo alguna vez que no confiara en el tiempo sino en él, y luego se fue; le juré amor eterno al diablo guardián que escogí en mi secundaria, para luego verlo morir, lenta y dolorosamente, y rendirle tributo a su cadáver; me enamoré perdidamente de un hombre que sufría, un hombre que nunca conocí y apenas supe admirar; le dediqué meses enteros a un amor que quería que fuera pero nunca fue; y me aventuré en un mundo mágico en el que sigo inmersa, un mundo que todavía no alcanzo a comprender.
Todo en pretérito, todo en palabras, todo aquí. Innumerables horas de mi vida pensando de ti, ese ti siempre cambiante, siempre nuevo, siempre dolor siempre asombro. Aquí. Entre el éter y la sal.
Feliz segundo aniversario, hijo mío, blog mío.