Ni te sientas halagado, Hipias maldito, por ser la rima desgastada de los pobres, idealistas; por ser el recuerdo malsoñado, atarantado, o peor aún; la nada pedante revestida de idea, de espejismo, de pasado.
No te ofendas, Hipias mío, pero no debes de sentirte halagado, por dejar de legado mil sueños rotos, fragmentados; o por hacerme hacerte un laberinto y usarlo como ouija; juego sin futuro y del pasado.
Y es que te recuerdo, Hipias querido, que lo que nunca se hizo no existe ni merece aplauso. Y aunque te extraño en ocasiones, te extraño como extraño la cuerda de mi infancia, mi diario de los once, o el letrero en la entrada de mi cuarto que exponía a mi desorden como arte.
Pero hoy no es ayer, y la verdad, confieso que no me molesta, al despertar, saber donde buscar mis calcetines...
3 comentarios:
¿hipias el viejo, hipias el joven, o hipias el contiguo...?
Sea, pues, ¡Vae victus, Hipias!
Las cosas del pasado, que se queden ahí...
No creo que un vínculo sea excusa para venir a desordenar y a lastimar, sino al contrario; el que quiere, busca el orden en el otro, lo pide y se lo exige.
Y hasta un dolor de muelas se extraña.
Y ya que atiborré todo el comment de frases clichés, aquí se rompió una taza...
Miradas en el Silencio: No es sino la placidez perseguidora de contemplación, un goce de lectura; que no es más que ansiedad de asir el mundo, cosa equivalente sin duda, al intento de homogeneizar números buscando el uno, o acaso ordenar deductivamente hasta llegar al fin, o al inicio, o al centro, una urbanización a patir de la sensualidad: una instantánea que, a pesar de conservarse en el recuerdo, el tiempo se lleva si es que la pluma lo calla.
Te saludo, te confieso mi placidez de leer lo tuyo; al final, lo mismo perseguimos todos, unos menos enfermos que otros, pero todos perseguimos. Todos controlamos(aunque ya lo he dicho antes, el afán femenino de contorlar es INSUPERABLE).
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