miércoles, noviembre 09, 2005

A todos los cuentacuentos:

A todos los cuentacuentos; amados por los niños y los soñadores, viajeros persistentes, usupadores de vida. Sí, les hablo a todos ustedes, los elogiados, los portadores del arte y de la ruina, virtuosos retóricos; cuentacuentos:
Les hago este llamado desde la tierra que está del otro lado; la tierra que no alcanza al reino muy muy lejano, pero que también es un reino, sin rey pero con ganas. Les hablo con urgencia y desesperación (así se habla la gente de este lado); les hablo para hacerles un trato:
Quisiera comprarles su happily ever after; para enterrarlo en el cementerio de los sueños y dejar al mundo conquistar a su manera sus propios monstruos. Además, quisiera también comprarles su valija de recuerdos; y dejar así bailar a los muertos y a los vivos en un mundo libre de memoria.
Mis queridos cuentacuentos; sepan que hablo en nombre de Morfeo que tiene insomnio por sus juegos inmortales, por su estúpida necedad de no dejar al mundo ser y dejar ser. Se los ruego, mis colegas, véndame su insensatez y yo se las daré a los enamorados que harán mejor uso de ella.
¿Que qué les doy a cambio? ¡Su libertad, amigos míos! Su pertenencia a este mundo de muertos; el alivio de su permanente agonía por haberle robado vida a los dioses.

4 comentarios:

RAYDIGON dijo...

Me encantan los cuentacuentos, lindo post.

Besos

carlosasecas dijo...

a veces cuento historias... pero eso no me convierte en narrador.
Quisiera darle lo que pide... ¿sirve de algo el interminable (y nunca bien logrado) deseo de expresar cuanto se percibe por medio de estos truncos balbuceos?

Unknown dijo...

Gracias por la oferta, pero me quedo con mis cuentos. Prefiero ser esclavo de mis fantasmas, que ser libre por otras manos que no son las mías, en un reino donde yo no reino, y en un mundo de muertos donde los vivos no tenemos nada que hacer.
No te puedo dar mis cuentos, porque son un pedazo de mi alma; si quieres mis cuentos, necesitas mi alma.
No tienen nada que hacer con los tuyos, Nerea Alboníandar, pero darlos es lo único que no puedo hacer.
Sin embargo, te doy mi máquina-carne-y-sangre; te doy todo mi ser, y solo pido a cambio dos cosas: Que nunca dejes de escribir, y que no dejes que nada ni nadie te cambie.
Mil abrazos y un suspiro,
CHEVE.

David Hoyos dijo...

he leidomuchos cuentos en mi vida, he escuchado otros varios, siemprefueron buenos,siempreme mostraronun camino un atajo, un aesquina un cruce, me los mnostraron, pero al finalfui yo quien los camine, y ahi cambi todo, fueron miso ese instante en que los atravesava, en que les dejaba mi alma. amo la libertad nunca voy a renunciar a ella. un abrazo