No sé si eras tú o eran tus voces y no me importa. Me importa el ruido del sótano en donde encajoné a mis monstruos, me importa la coartada del demonio y el lobo loco aullando, estrellándose contra la pared de mis recuerdos.
No sé si era una sonrisa la que esbozabas o un gesto de sufrimiento y no me importa. Me importa que bien o mal has despertado a la casa, me importa la tierra en las uñas y el sudor en la frente. No soy tu sepulturera para andarte enterrando cada vez que a ti se te ocurre desempolvarte y arrastrarte por mis tierras, blasfemando a carcajadas, perturbando a los míos.
Yo sé que no te gustas cadáver (limón en carne viva) , pero no me vengas ahora con tus juegos de inframundo; si yo era la que quería que sobrevivieras en primer lugar, pero tú ya tenías tu epitafio en verso preparado.
No sé si me presumías a tu alma sin pena o a tu paz sin descanso, y no me importa. Pero si es cierto que ya encontraste tu reino, no entiendo por qué vienes a escupir sobre el mío.
3 comentarios:
Bien dicho chamaca, típico que regresan cuando superaste su ausencia, saludos
Fantasma en pena, se llevó su indecisión a la tumba y ahora no puede vivir con ella.
Saludos.
Ojalá el muerto (cuya identidad creo conocer) muera ya de una vez y para siempre, pero en lo que se decide, bién tú sabes: ¡Máquina, Carne, y Sangre! Porque eso es lo que él, que está muerto, ya no puede hacer, al menos no contigo.
Sabes que cuentas con mi apoyo.
Mil abrazos y un suspiro, Nerea-Alboníandar.
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