Ninfa mía,
desplantes de niña,
princesa poesía.
Te me resbalas
del pensamiento,
cuando vienes y vas,
cuando transmutas
en sangre y vida.
Ninfa,
odiada mía,
no peques de mortal,
no huyas,
no me dejes
encontrarte.
Musa de sacrificio,
niña de mi desquicio,
locura de mi desvelo,
tortura de ensueño.
Qué hacer,
sino poseerte,
imposeíble.
Qué hacer,
sino imposeerte,
poseída...
1 comentario:
me seduce la idea de las musas interminables y necesarias, las ninfas siempre provocadoras en la imaginación, y tantas otras creaciones necesarias..
me ha gustado tu blog chica.. llegué de volar en los aires de un angel..
saludos.
ella.
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