Lentes de armazón negro. Ojos azules, o verdes. Grises quizás, pero no cafés, pues cafés los tengo yo. Vida alegre, un buen novio y la virtud de poder no pensar. Dulce y ajena, expresada por si misma, sin más, no quiere que hable por ella. Mejor me callo ya la boca. Y los ojos, que esos son los peores.
Otro tiempo. Otra enfermedad que la gripa es muy común. Malaria, tal vez. Sí, malaria. Un amigo dice que no hay nada peor que la malaria. Yo digo que son peores las ganas. Las ganas de tener malaria y no tenerla. O de no tenerla y de todas formas amanecer y tenerla, y que te duela hasta los huesos.
Así que no hay que darle a la niña malaria. Pobrecita, con sus ojitos azules, grises o verdes. Mejor denle un té. Lo importante es que no tiene gripa, ni ojos cafés, ni la mala costumbre de sufrir.
Es bella y yo la quiero. La voy a adoptar. O mejor que ella me adopte a mi y así podemos vivir en un castillo. Que sea rosa. También quiero pavoreales y una linda vista al mar.
Pero que manía la mía, apenas me descuido un poco y ya me empiezo a burlar de ella. Me burlo porque no la entiendo. Me burlo porque no está aquí, ni soy yo. Pero que ni finja, que es recíproco. Ella no sabe de mi dolor. No conoce la tos, ni las ganas, ni la soledad. Y ruega por no conocerlas.
Aún así la quiero. Es amorosa. De alguna forma me recuerda que la gripa no es tan mala como la malaria. Ojalá y en serio no le de malaria. A menos que tenga ganas, pero las ganas vienen con la gripa y con la soledad. Y ella tiene un buen novio.
Mejor que las piedras sean para el castillo, sí, que sean para el castillo...
Otro tiempo. Otra enfermedad que la gripa es muy común. Malaria, tal vez. Sí, malaria. Un amigo dice que no hay nada peor que la malaria. Yo digo que son peores las ganas. Las ganas de tener malaria y no tenerla. O de no tenerla y de todas formas amanecer y tenerla, y que te duela hasta los huesos.
Así que no hay que darle a la niña malaria. Pobrecita, con sus ojitos azules, grises o verdes. Mejor denle un té. Lo importante es que no tiene gripa, ni ojos cafés, ni la mala costumbre de sufrir.
Es bella y yo la quiero. La voy a adoptar. O mejor que ella me adopte a mi y así podemos vivir en un castillo. Que sea rosa. También quiero pavoreales y una linda vista al mar.
Pero que manía la mía, apenas me descuido un poco y ya me empiezo a burlar de ella. Me burlo porque no la entiendo. Me burlo porque no está aquí, ni soy yo. Pero que ni finja, que es recíproco. Ella no sabe de mi dolor. No conoce la tos, ni las ganas, ni la soledad. Y ruega por no conocerlas.
Aún así la quiero. Es amorosa. De alguna forma me recuerda que la gripa no es tan mala como la malaria. Ojalá y en serio no le de malaria. A menos que tenga ganas, pero las ganas vienen con la gripa y con la soledad. Y ella tiene un buen novio.
Mejor que las piedras sean para el castillo, sí, que sean para el castillo...

1 comentario:
Muy bueno, me gusta ese aspecto abstracto, y como hablas de la malaria como si fuera un niña.
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