No puedo ocultarlo. Me duele. Estar sin ti. No puedo ocultar las lágrimas que empañan mis ojos, la impaciencia de volver a casa a dormir y olvidarme de todo.
Las mismas caras me acechan, caricias viceadas en la costumbre: jugar a trascender, perderse en la nada. Te extraño. Se desvanecen mis fuerzas, vuelvo a ser yo y lloro, y el sentimiento hermoso ahora arde en mi garganta. No puedo sentirlo de otra manera; duele despertar, duele volver al mundo real y sentirme ajena de repente, sin una mirada para descansar, sin poder ser simplemente yo sin mayor complicación.
Me siento débil, es triste, quisiera que fuera de otra manera; quisiera poder transmitirte toda mi ternura con una sonrisa en la boca. Pero en vez de eso estoy aquí; extrañándote, extrañando la pureza de soñar, despreciando la fatuidad de esta noche cruel, y esperando que mañana sea otro día, otro día para creer. Te quiero.
Las mismas caras me acechan, caricias viceadas en la costumbre: jugar a trascender, perderse en la nada. Te extraño. Se desvanecen mis fuerzas, vuelvo a ser yo y lloro, y el sentimiento hermoso ahora arde en mi garganta. No puedo sentirlo de otra manera; duele despertar, duele volver al mundo real y sentirme ajena de repente, sin una mirada para descansar, sin poder ser simplemente yo sin mayor complicación.
Me siento débil, es triste, quisiera que fuera de otra manera; quisiera poder transmitirte toda mi ternura con una sonrisa en la boca. Pero en vez de eso estoy aquí; extrañándote, extrañando la pureza de soñar, despreciando la fatuidad de esta noche cruel, y esperando que mañana sea otro día, otro día para creer. Te quiero.
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