Ha llegado tarde el adiós, tan tarde que yo me he ido sin él, y hoy que llega, suena más razonable saludarlo, aunque su esencia de despido nadie se la quita. Llega a irse. Y que bueno que se va pues se había quedado aquí, aunque yo no estaba. Y que bueno que llega, pues sólo así puede irse.
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